Constantemente en nuestro día a día escuchamos hablar sobre la importancia de estar motivado en nuestro puesto de trabajo y de dar siempre el máximo de nosotros mismos. Es un camino que nos facilita cumplir nuestros objetivos y metas propuestas.
El liderazgo y la motivación son dos cuestiones que están íntimamente ligadas entre sí, ya que las personas tienden a seguir a quienes comprueban que les pueden proporcionar los medios necesarios para alcanzar sus propios objetivos, satisfacer sus deseos y cubrir sus necesidades. Es decir, el carisma innato que se presupone en un buen líder es necesario para motivar a los demás.
Ese carisma que tiene un líder y que ejerce dicho efecto sobre los trabajadores se ve reflejado en distintos aspectos que se resumen a continuación:
- Legítimo: le viene dado a un individuo por el cargo que ocupa dentro de una organización. Esta condición hace que su liderazgo sea aceptado por el resto de personas a su cargo como legítimo.
- De experto: le viene dado a un individuo por el conocimiento especializado que posee en una determinada materia. Sin duda, está directamente relacionado con la educación, la formación y la experiencia profesional.
- Político: deriva del apoyo de un grupo, y requiere de la capacidad para trabajar con las personas de forma que un individuo pueda obtener el apoyo y la lealtad de las mismas.
Lo realmente importante es encontrar el equilibrio adecuado entre estas cuatro fuentes de poder y usarlas cuando sea apropiado.
El otro aspecto fundamentalmente importante en este tándem es la motivación, que se podría definir como un “estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta de la persona hacia metas o fines determinados”. La motivación es lo que le da energía y dirección a la conducta. En definitiva, es la causa del comportamiento.
A continuación, se detallan los aspectos de la motivación que son vitales para el buen desempeño de un trabajo con un alto nivel de rendimiento:
- Persistencia: Un buen líder ofrece la energía necesaria para que un trabajador mantenga el esfuerzo y el desarrollo de una tarea.
- Activación: Es el empuje necesario que hace falta para que un trabajador comience a realizar las tareas pendientes.
- Motivación extrínseca: proviene del exterior, en este caso, gracias al liderazgo que permite que un trabajador ponga todos los medios necesarios para obtener un objetivo determinado.
- Motivación intrínseca: proviene del interior de una persona que, convenientemente motivada, encuentra la fuerza necesaria para empezar, desarrollar y finalizar sus tareas.
- Autorrealización: Parte importante del liderazgo es motivar a los trabajadores para que pongan todo su empeño en la realización de las tareas, dar el máximo y obtener un rendimientos óptimo.
- Logros: Gracias a un buen ejercicio del liderazgo se puede inculcar en el trabajador la motivación necesaria para crecer y mejorar de forma constante.
La motivación requiere también descubrir y comprender los impulsos y necesidades de los trabajadores, puesto que se origina dentro de ellos. Además, el mensaje del líder debe ser coherente en el tiempo, sin cambios radicales de pensamiento, aunque esto no implica que el líder no pueda ir evolucionando en sus planteamientos.
Entonces, ¿Cómo podemos motivar a nuestro equipo? Hay un abanico muy amplio de formas de motivar a los trabajadores dentro de una organización, teniendo en cuenta algunas consideraciones como:
- Brindarles el apoyo necesario a los trabajadores.
- Asignarles responsabilidades que permitan avanzar en su desarrollo.
- Elogiar a los trabajadores y reconocer sus méritos.
- Hacer que las personas se sientan valoradas.
- Desarrollar su potencial por aprender y mejorar.
- Delegar tareas en el equipo que permitan sentir su desarrollo.
Y ¿cuándo debemos motivar a nuestro equipo? Se debe motivar en todo momento, teniendo en cuenta lo siguiente:
- No todas las personas se motivan por igual.
- Hay que identificar qué motiva a cada persona.
- Conocer a las personas en todos los aspectos.
- Tener en cuenta ciertas Teorías de Necesidades y Motivación
Existen muchos modelos sobre la motivación y/o necesidades, siendo una de las más destacadas la Teoría de la jerarquía de necesidades de Maslow (Abraham Maslow, 1954), donde Maslow identifica aquellos aspectos que más motivan al ser humano, con cinco niveles distintos de necesidades, dispuestos en una estructura piramidal, en las que las necesidades básicas se encuentran en la parte inferior, y las superiores o racionales en la parte superior de la pirámide (fisiológicas, seguridad, sociales, estima, autorrealización).
Para Maslow, estas categorías de relaciones se sitúan de forma jerárquica, de tal modo que una de las necesidades sólo se activa después que el nivel inferior está satisfecho.
Es evidente que el liderazgo y la motivación unidos y llevados a la práctica son una combinación ganadora que garantiza el éxito en todo tipo de entornos de trabajo. Como dijo Ronald Reagan
“Un gran líder no necesariamente es quien hace grandes cosas. Es la persona que logra que otros lo hagan”.
Zaida Ferreiro