De acuerdo con un estudio Profit From the Positive”, realizado por Greenberg y Arakawa, los líderes que más reconocen y motivan tienen un 42% de mayor productividad que aquellos que no lo hacen.


El reconocimiento laboral provoca en el trabajador una satisfacción personal que hace que, en general, sea mucho más feliz en su vida, y en particular se encuentre más motivado y sea más productivo desarrollando su trabajo.


Todo ser humano necesita ser reconocido, es una cuestión innata. Desde nuestra infancia necesitamos cariño y respeto para sentirnos reconocidos y queridos. Dar el feedback adecuado a los niños, reforzando los aspectos positivos, sus avances y sus cualidades favorecen su desarrollo y autoestima. Cuando llegamos a adultos, este reconocimiento sigue siendo necesario, tanto con nuestros familiares, amigos y como no, en nuestro ámbito laboral.


De todo esto se deduce que el reconocimiento laboral es la técnica clave para retener el talento. Es de vital importancia que los trabajadores sepan que su trabajo es reconocido y que su aportación es condición necesaria para que la organización alcance el éxito. De otro modo, no saber apreciar la labor y el desempeño de nuestros trabajadores mina la moral de los mismos, dándoles un aliciente para buscar otra empresa donde sí se les reconozca.


Pero tenemos que partir del hecho de que, para llevar a cabo un reconocimiento constructivo y efectivo, no basta sólo con recompensar al trabajador con incrementos salariales, con aplaudirle o darle palmaditas, sino que tiene que ver con esa necesidad que tenemos los trabajadores de sentirnos apreciados y no ignorados. El reconocimiento constructivo se debe de realizar de forma continuada en el tiempo a través de una serie de prácticas clave que todo jefe debería llevar a cabo en su empresa:


  • Reconocer verbalmente y con gestos el trabajo. Los reconocimientos públicos elevan la autoestima de los trabajadores, conllevando que se sientan respetados por compañeros y superiores. Además, permite ver a los trabajadores que sus esfuerzos no caen en saco roto, incentivándolos así para que sigan trabajando cada día adecuadamente motivados.

  • Recompensar las buenas ideas. Se deben escuchar, valorar y recompensar las buenas ideas de los trabajadores, y no únicamente lo que es tangible y se está desarrollando en el momento actual. Todas las ideas viables pueden ser una realidad el día de mañana, pudiendo hacer que la empresa logre determinados objetivos, afianzarla en el mercado o hacerle ganar enteros frente a la competencia.

  • Facilitar la promoción. Un punto clave en el reconocimiento laboral es la promoción, ya que un trabajador que no ve posibilidades reales de promoción en la empresa se desmotivará y nunca se sentirá verdaderamente reconocido. Es de vital importancia valorar y reconocer el buen hacer de nuestros trabajadores, su antigüedad en la empresa y su fidelidad, favoreciendo los ascensos y la promoción interna dentro de la organización.

  • Incentivar económicamente al trabajador. Una de las principales formas de reconocimiento que se nos viene a la cabeza es premiar el trabajo y el buen hacer de los trabajadores con un aumento de sueldo u otros incentivos monetarios. Esto, sin duda, es un elemento motivacional muy importante para los trabajadores, haciendo que se encuentren satisfechos y que día a día sigan esforzándose para dar lo mejor de sí mismos. Pero es importante destacar que no se debe utilizar este método de reconocimiento en solitario, debe ir acompañado de otras acciones y gestos, puesto que si no puede acabar perdiendo eficacia y en ciertos casos volverse incluso contraproducente.

  • Recompensar los fracasos productivos. Muchas veces, aunque trabajemos con esfuerzo y constancia, las cosas no salen como se espera, pero no por ello deben dejar de recompensarse. Los esfuerzos de los trabajadores, aunque sea en proyectos fallidos, deben también reconocerse, intentado que tenga una posible utilidad en el futuro.

Estas prácticas, por desgracia, no están generalizadas en la mayoría de las empresas, lo que provoca la pérdida de talento y la falta de motivación en los trabajadores, lo que hace que en muchos casos desempeñen sus actividades muy por debajo de sus posibilidades. Por tanto, esta falta de reconocimiento tiene una serie de consecuencias en los trabajadores, entre las que se destacan principalmente dos:

  • Desmotivación y menor productividad. La falta de reconocimiento en el trabajo genera desmotivación y menor productividad, lo que provoca mayores conflictos entre los trabajadores y un ambiente de trabajo poco sano y contaminado.
  • Absentismo laboral. Otra de las consecuencias de la falta de reconocimiento es la baja autoestima y el estrés de los trabajadores, lo que conlleva en muchos casos al absentismo laboral.

De un estudio realizado por la empresa Edenred sobre “10 estadísticas sobre motivación laboral para recursos humanos”, podemos destacar los siguientes datos, que nos dan una idea real y verídica sobre el reconocimiento y motivación de los trabajadores en las empresas:

El 40% de los empleados no se sienten apreciados por su empresa

El 77% de los trabajadores afirma que se implicarían más en su trabajo si sintieran que se reconocen sus logros.

Un programa de reconocimiento en el trabajo puede incrementar hasta en un 44% la productividad de los empleados.

La retención de talento puede generar entre un 25% y un 85% de incremento en los beneficios de la empresa.

De todo esto se deduce que es vital crear una cultura del reconocimiento en nuestras empresas, ya que como dijimos anteriormente es una de las claves para tener el compromiso los trabajadores, mejorar su productividad, impulsar la competitividad y la innovación, y lo que es más importante, contar en tu organización con trabajadores más felices.


Zaida Ferreiro