Experiencia clienteNoticias

 

 

Tal y como os adelantábamos a través de nuestras redes sociales, tuvimos la gran suerte de asistir a la conferencia de David Bueno, doctor de la Universitat de Barcelona experto en genética del desarrollo y neurociencia, titulada “Educar a través de la sorpresa: cómo aprende nuestro cerebro”.

 

Toda consultora que se precie y que imparta programas formativos, como es nuestro caso, debe estar al día en los avances científicos que demuestran cómo el ser humano lleva a cabo sus procesos de aprendizaje, adquisición de hábitos, metodologías, competencias, habilidades…etc.

 

Para nosotros no es un campo nuevo ni desconocido, pero no por ello nuestra inquietud y ganas de mejorar día a día se reprimen, sino todo lo contrario: somos de la opinión que la ciencia es nuestro gran aliado y utilizamos estos conocimientos, que hoy queremos compartir con vosotros, para optimizar nuestros programas formativos que garantizan resultados perennes e inmediatos.

 

De entre todas las cosas interesantes que pudimos escuchar de David Bueno, nos quedamos en primera instancia con que el juego es la forma natural e instintiva que tiene nuestro cerebro para aprender nuevas cosas. Nos ponía como ejemplo, que cuando un niño apila cubos está aprendiendo sobre equilibrio. Y precisamente nuestra compañera Gemma Mateu estudió la importancia del juego serio en uno de nuestros recientes artículos de blog.

 

Nuestro cerebro, aunque similar al del resto de los animales, se diferencia del de estos entre otros, en la parte frontal, responsable del control de las funciones ejecutivas, que incluye la planificación, la organización, priorización, …etc.

 

Quienes ya nos conocéis, sabéis que Fides somos expertos en el aprendizaje a través de las emociones. A lo largo de su conferencia, David Bueno hizo hincapié en que las emociones son tan importantes para sobrevivir, que cualquier aprendizaje que lleve asociada una emoción, el cerebro lo interpreta como: “si tiene emociones, debo conservarlo bien porque es importante”. Y al contrario: si no tiene emociones, el cerebro lo descarta por no considerarlo relevante. Si echamos la vista atrás, esto nos ocurría cuando debíamos estudiar un examen de forma obligada y a las 24 horas de realizarlo, gran parte de lo aprendido ya había desaparecido.

 

La alegría es la emoción que transmite confianza. Aprendemos de quienes confiamos, aceptamos los consejos de aquellos en quienes creemos y confiamos. Esta confianza se transmite con el gesto de nuestra cara y como formadores debemos tenerlo en cuenta.

 

La sorpresa o curiosidad, surge cuando sucede algo no esperado, activando la zona central del cerebro que es la responsable de la atención, y la atención es crucial para aprender. Asimismo, es responsable de la motivación, que es la responsable del mantenimiento del aprendizaje en el tiempo. Por eso cuando estamos motivados aprendemos más eficientemente. ¿Cómo podemos sorprender? Desde aplicar el sentido del humor, a contar anécdotas, hacer cambios de ritmo, …

 

Además de todo lo relatado anteriormente, existen en nuestro cerebro las llamadas neuronas espejo, que se activan de la misma forma en nuestro cerebro cuando hacemos una cosa que cuando se la vemos hacer a otro. Por eso, como formadores, es fundamental que nosotros mismos estemos motivados en nuestra labor. Esta será la vía principal para conseguir que los participantes también lo estén a lo largo de todo el programa. Por ello debemos transmitir energía, pasión por lo que hacemos, y grandes dosis de motivación a lo largo de todas las sesiones.

 

 

Zaida Ferreiro